En el documental nos presentan cómo se lleva a cabo la educación de personas, por lo general, adolescentes en la Fundación Tomillo. A través de este proyecto, los estudiantes recuperan el interés por la educación ya que priman los intereses educativos por encima de los intereses curriculares. En dicho centro, los alumnos llevan a cabo tareas relacionadas con sus objetivos. Por ejemplo, una de las alumnas se encargaba de ayudar a personas adultas de su barrio con las nuevas tecnologías. De este modo, son reinsertados en el proceso educativo del que fueron excluidos tras no mostrar interés durante la educación secundaria obligatoria.
Una de las medidas relacionadas con la participación en la actividad general del centro está relacionada con una medida para mejorar la conducta de uno de los alumnos, Juan. Este alumno rompió la puerta de un armario del aula, consecuencia de un arrebato de ira. Como represalia, su tutora decidió impedir que asistiera a una excursión, proponiéndole pintar la verja del centro. El alumno lo tomó como una actividad destinada a mejorar el aspecto de su centro y no como un castigo. Juan se sentía parte de ese centro, al haber contribuido a la mejora de sus instalaciones.
En definitiva, todos los estudiantes tenemos el derecho de ser aceptados por el sistema educativo. No siempre son relevantes los conocimientos que se rigen a un curriculum académico, sino que existen otros tipos de educación basados en valores.
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