Educación y escolarización

Desde hace unos años, hay ciertas familias que abogan por la educación sin escolarización, llevando a cabo una educación dentro del hogar por parte de los padres. Además, ocho organizaciones defienden el derecho a formarse sin ir al colegio, pero, ¿hasta qué punto es beneficioso para los propios estudiantes?

En primer lugar, la educación en casa llevada a cabo por los padres supone un atraso en el mundo educativo ya que los propios estudiantes están limitados a conocer la enseñanza a la que sus padres pueden llegar sin tener la oportunidad de aprender de sus compañeros. De este modo, los niños solo conocen los puntos de vista de sus progenitores, siendo estos los únicos referentes educativos que estos estudiantes tienen.

Por otro lado, el lugar de estudio y de descanso coinciden. Los niños aprenden, estudian, descansan y se desahogan en un mismo edificio, en un mismo terreno sin separar el ámbito académico del familiar. Por lo tanto, los niños están ligados al ambiente académico en todo momento sin poder desconectar por completo. 

La figura de madre/padre y de profesor es la misma, por lo que pueden mezclarse ambos roles y sus funciones. Está claro que los padres son la base de una educación y que su apoyo es esencial para los estudiantes, pero la figura del maestro como persona ajena a la familia que consigue que los estudiantes lleguen al éxito, no existe. Por lo tanto, se reafirma la falta de referentes y la limitación de estos estudiantes para elegir otro camino diferente al que los padres tienen diseñado para ellos.

Las relaciones sociales entre niños son básicas e imprescindibles para el aprendizaje y la motivación. Además, los estudiantes no solo aprenden de los maestros sino que también adquieren conocimientos de los propios compañeros. Así, los niños aprecian diferentes modos de vida, opiniones y diferentes formas de comprender un mismo concepto. Esta ventaja no la disfrutan los niños que no son escolarizados y que aprenden en el hogar familiar.

Por último, una de las desventajas que sufren los estudiantes que no son escolarizados es la falta de fracaso. En algunos casos, experimentar un cierto fracaso en una asignatura o en una actividad resulta favorable para ciertos alumnos ya que se percatan de la necesidad de emplear mas tiempo en ese ámbito o en esa asignatura. Los niños educados por sus padres no son conscientes del fracaso puesto que los métodos de evaluación no son los mismos que en la escuela y en ocasiones solo desarrollan las competencias en las que destacan favorablemente.

En conclusión, la escolarización facilita las relaciones sociales entre estudiantes y la transmisión de conocimientos entre estudiantes a la vez que establece a los profesores como posibles ejemplos a seguir por los alumnos y ayuda a los estudiantes a enfrentar el fracaso como forma de conseguir sus metas.